Fermín Núñez nació en el 2004 en General Lamadrid, uno de los 135 partidos que tiene la provincia de Buenos Aires y que está ubicado a 458 kilómetros de Capital Federal. De chico soñaba con ser jugador de fútbol, pero su historia fue más allá de los partidos en las juveniles de Boca y dejó una huella en el corazón de los que lo conocieron.
Dardo Núñez, papá de Fermín, contó en una charla exclusiva con TN los recuerdos de aquellos días en los que su hijo era apenas un niño, jugando en el patio de su casa con una devoción inigualable. Tenía dos años, ya pateaba la pelota y el sueño de jugar en Boca se volvía cada vez más grande.
Los primeros pasos de Fermín Núñez en el fútbol
Su camino en el fútbol comenzó en las inferiores de Racing de General Lamadrid, donde se destacó por su talento y determinación. “Tuvimos la posibilidad de comprar un terreno baldío al lado de mi casa y ahí jugaba”, recordó entre lágrimas Dardo.
“Fermín fue un chiquito hermoso. Él fue arquero primero. Le encantaba el arco y nosotros le compramos pantalones con rodilleras, guantes y buzo”, contó Dardo o “Peca”, como también lo llaman sus amigos más cercanos.
“Hasta le pusimos un arco de fútbol en el patio. Era tan fanático que había crecido un árbol que tenía muchas raíces y su mamá quería emparejarlo para tener mejor pasto. Vino un señor, sacó todas las raíces, pero las dejó tiradas. Cuando Fermín llegó de la escuela quería jugar. Cuando vio todas las raíces, las revoleó todas por arriba del paredón del vecino. Todavía tengo el recuerdo de la cara del vecino con la mano llena de raíces”, relató su papá.
El llamado a un amigo y su llegada a Buenos Aires
Desde temprana edad, el fútbol se convirtió en la pasión indiscutible de Fermín. A los seis años, ya soñaba con vestir la camiseta de Boca. “A los 10 ya jugaba en la categoría octava de Racing de Lamadrid”, contó su papá. Y, a pesar del fallecimiento de su hermana en un accidente en su ciudad en 2009, Fermín encontró consuelo y motivación en el fútbol, buscando cumplir su sueño.
En una ocasión en la que las vacaciones de invierno amenazaban con interrumpir su preparación física, su padre, con la ayuda de su amigo Pablo Calderón, encontró una solución. “Fermín era súper exigente con él mismo y no quería ir esas vacaciones porque necesitaba entrenar para jugar. Entonces llamé a Pablo para que me consiguiera un club para que Fermín pudiera entrenar esa semana. Lo convencí y pudimos ir a Buenos Aires para visitar a las hijas de mi mujer”.
Ese viaje fue un antes y un después para la vida deportiva de Fermín. “Pablo Calderón nos contactó con Huracán. Pero mientras íbamos en el viaje hablé con Ramón Maddoni para que Fermín se probara en Boca, ya que era su ilusión”.
Y, en el medio de la oportunidad de probarse en los dos clubes, surgió un dilema para la familia Núñez. “Nos contactó Huracán y Boca nos citó para el mismo día y horario. Maddoni, con gran sabiduría, me dijo: ´No quedes mal con la gente de Huracán por más que él quiera jugar en Boca”, explicó Dardo.
El interés de Huracán y el fanatismo por Boca
“Fermín era un jugador con una prestancia, con una zurda elegante”, recordó su papá. En aquella práctica con el Globo, Fermín jugó diez minutos y Huracán quería ficharlo. “Le dije que no porque éramos de lejos y también porque era muy chiquito para que se quede, pero el DT me respondió que lo fichaban ahora y que venga al otro año o cuando él quiera”.
Ante el no de Dardo Núñez, el entrenador de aquel entrenamiento en Huracán le consultó de qué cuadro era hincha Fermín, a lo que respondió “muy fanático de Boca”.
El día que el Chipi Barijho tentó a Fermín para que juegue en Huracán
La oferta tentadora de Huracán tomó un giro emocionante cuando apareció Antonio “Chipi” Barijho. El emblema de Boca intervino personalmente para persuadir a Fermín de quedarse en el equipo de Parque Patricios. “‘Si te quedás con nosotros, el Chipi va a ser tu entrenador’. En ese momento a Fermín le brillaron los ojos. Pero para nosotros como familia era difícil enfrentar algo así y dijimos que no y nos fuimos”, sentenció Dardo.
El llamado de Boca: un sueño hecho realidad
En ese momento, la familia Núñez recibió el llamado de Boca. “Querían saber cómo le había ido a Fermín en Huracán y les informé que estaban interesados en ficharlo, a lo que respondieron: ´tráiganlo mañana para que conozca el club’”. Así que Dardo llevó a Fermín a Boca, donde fueron recibidos por Maddoni.
“Él le preguntó a Fermín en qué posición jugaba, y él respondió de 5″. Esto provocó risas entre Ramón y Madurga, quien estaba a su lado, comentando lo inusual que era ver a un zurdo desempeñarse en esa posición. Y, luego, Madurga contestó: “Redondo”.
Después, Fermín junto a su padre fueron a dar un recorrido por las instalaciones del club. “Visitamos las tribunas de Casa Amarilla y vimos a entrenar la primera de Boca. Fermín estaba fascinado”. En su regreso, Maddoni le ofreció a Fermín la oportunidad de participar en las pruebas de selección que se llevarían a cabo en septiembre, donde tendría que pasar unos días en la pensión del club.
“Aceptamos la oferta. Yo estaba en muletas, se quedó tres días y quedó en Boca. Y a fin de año lo ficharon”, relató Dardo. Entonces, Fermín comenzó a entrenar en Prenovena. “Fue algo increíble y lo recordamos con su mamá”. En aquel momento, la familia Núñez tenía una camioneta y viajaban todos los sábados para que Fermín jugara el domingo. “Era costoso. Su hermanito viajaba durmiendo en la caja con dos colchonetas durante todo el viaje”, rememoró Peca con emoción.
El sacrificio de la familia para llevarlo a Boca: de pedir plata hasta gritar las canciones del Xeneize
Boca convocada a Fermín todos los domingos para jugar y cada semana era una incertidumbre para Dardo porque no sabía si tendría suficiente dinero para llevarlo. Como profesor de educación física, tenía clases los jueves por la tarde en una escuela especial. “Cuando lograba tener la tranquilidad y la certeza que tenía la plata, esos jueves daba la clase cantando las canciones de Boca. Era su sueño y disfrutaba solo de verlo ahí. Era hermoso”.
Al año siguiente, cuando Fermín comenzó novena, tenía que ir a entrenar los viernes y quedarse. Jugaba los sábados o los domingos. La familia viajaba todos los viernes y volvían los domingos. Fermín en aquel entonces hizo un gran esfuerzo con su escuela. “Adelantaba su tarea para poder estar los fines de semana y jugar al fútbol”, recordó.
La importancia de la unión con las otras familias de la categoría de Boca
La llegada a Boca significó la unión con otras familias de la categoría en los viajes a Buenos Aires. El padre de Giovanni Ferraina le daba hospedaje en su casa. “Le tiraba colchones en el piso y Fermín se quedaba ahí”. Durante una prueba en Boca, jugaron un amistoso contra un equipo de Loma Negra, dirigido en aquel entonces por Abelardo Carabelli, quien también había sido DT de Fermín en Racing de Lamadrid. “Fue un gran referente para él”, destacó Dardo.
En ese partido, Fermín compartió la cancha con Mateo Mendía Dos Santos y, después de ese encuentro, Abelardo le preguntó a Dardo si podían llevar a Mateo a Boca: “porque podría ser la dupla central de Boca (Mateo central derecho, Fermín central izquierdo)”, contó Peca. Entonces hablaron con la gente de Boca y Mateo quedó y juntó a su papá, el Mono Mendía, se organizaban para llevarlos un fin de semana cada uno.
“Yo lo acercaba hasta Loma Negra (tengo 100 kilómetros hasta ahí) y él los llevaba. Y, si no aprovechaba para mi mujer, vea a sus hijas y lo llevábamos a Mateo”.
Fermín estuvo en la pensión de Boca a fines de la novena. Durante su estadía en el club, Boca le dio todo lo necesario. “Me siento orgulloso del club del que soy hincha porque siempre estuvo al lado de mi hijo. Los contenían, tenía obra social prepaga, que para nosotros era impensado”.
La amistad con el Colo Barco y su lesión en el tobillo
Fermín fue campeón con la Octava, junto a jugadores como el Colo Barco, Lautaro Di Lollo, Mauricio Benítez y la mayoría de los que ahora están en Reserva, quienes fueron sus compañeros y amigos. Fermín y Barco compartían habitación y tenían una gran amistad. Aunque él era suplente del Colo, siempre estaba listo para ocupar su lugar cuando se ausentaba o cuando era citado por la Selección argentina.
En un torneo de Buenos Aires, Fermín brilló con su desempeño y salió campeón junto al Colo. Además, se destacó como capitán del equipo de Liga. “Me acuerdo como si fuera hoy, un martes le dice el entrenador que iba a ser titular en AFA el sábado. Y, en la práctica del jueves, tuvo un esguince de tobillo y no puede jugar”, agregó Dardo.
El virus intestinal que le cambió la vida a Fermín
Después de recuperarse a principios de 2019, Fermín estaba en excelente estado. Sin embargo, sufrió un revés cuando contrajo un virus intestinal que lo debilitó considerablemente. “Perdió 20 kilos, vino a Lamadrid y le costó volver. Y luego Boca lo deja libre porque había jugado menos partidos que el resto. Entre noviembre y diciembre hizo pruebas en Racing, Argentinos, en varios lugares. En todos los clubes que fue le dijeron que venga a hacer la pretemporada”, detalló su papá.
El llamado de Luque y su regreso a Huracán
Durante unas vacaciones recibió una llamada de Luis Luque, su antiguo entrenador de Boca, quien lo invitó a jugar en Huracán, donde estaría bajo la dirección de Saturno en la Cuarta División y con Héctor Bracamonte como coordinador general.
Aunque Fermín aceptó la oferta del Globo, no logró adaptarse al club debido a diferentes circunstancias. “La pensión era en la tribuna, no se sentía cómodo, extrañaba más. Y, después, no le dieron la pensión al otro año, en 2020, hasta que vino la pandemia”, relató Dardo y recordó: “Y se volvió a Lamadrid. No se adaptó al grupo, no participaba de los entrenamientos virtuales que daba el club. Se la pasaba encerrado. Hablamos mucho. Cuando se liberó un poco y tenía que volver a las prácticas en Huracán, volvió”.
La situación en Huracán era muy diferente a la de Boca donde tenía todo lo que necesitaba a su alcance. “Huracán no le dio la pensión. Entonces nosotros le conseguimos una aparte. Estuvo un tiempo, pero no se adaptó. Faltaba a los entrenamientos y a la escuela, le quedaba todo muy lejos. En Boca tenían ocho maestras para hacer la tarea”, recordó.
Su regreso a General Lamadrid y el llamado de un nuevo club
Un día los padres de Fermín hablaron con él porque no lo veían bien. “Así no podés seguir. No es necesario que demuestres nada a nadie, si querés te voy a buscar y te volvés a Lamadrid con nosotros”, le dijo Dardo. Así que fue en ese momento cuando Fermín tomó la decisión de volver a su hogar pero no quiso jugar más al fútbol.
Sin embargo, el pasado año, un amigo de Pringles recordó que Fermín era central zurdo y lo llamó para incorporarse a Dorrego. “Él estaba sin entrenarse, ya habían pasado tres años. Cuando le aparece esta oferta le pedí que lo probaran, porque hacía mucho que no jugaba. Iba a ir como refuerzo, le iban a pagar un dinero. Disputó seis partidos, pero después de un mal encuentro nocturno, me llamó para expresar su decisión de no seguir jugando. Desde entonces, decidió regresar a Lamadrid y no volvió a jugar más”, contó Dardo.
Del fútbol a estudiar medicina en Olavarría
Después de varias conversaciones con su familia, Fermín decidió estudiar medicina en Olavarría con el apoyo de su familia. “Se consiguió una maestra particular y lo dio todo. Estudiaba todo el tiempo”, contó su papá.
“Tenía en su tablet una alarma que sonaba a la seis de la mañana y decía ´ser médico’. Estaba enfocado con eso y para nosotros era una felicidad enorme. Aprobó los cuatro parciales del ingreso por encima de 8.5 y el final lo hizo con 8. De 380 alumnos entraron 100 y él fue uno de ellos”, recuerda Peca con orgullo.
Los últimos días de Fermín
“Durante el último fin de semana la familia estuvo con él. Estuvo hablando con Mendía, habían acordado poder juntarse y charlar. Con el Colo (Barco) seguía en contacto siempre. Tenía muchas anécdotas con el Colo, que era muy vago. Ellos dos tenían mucha afinidad”, detalló Dardo y agregó: “Cuando Boca perdía gritaba y se iba llorando a la pieza porque era muy fanático. Así vivió toda su vida, con una pasión extrema”.