La pregunta sobre si estamos solos en el universo intrigó a la humanidad durante siglos. El cosmos, con sus 13 mil millones de años luz de extensión, nos lleva a pensar que, aunque sea por pura probabilidad, debe haber otros lugares donde existan las condiciones necesarias para la vida.
Bill Nelson, administrador de la NASA, fue claro en su visita a la Argentina el año pasado. En esa oportunidad, en charla con TN Tecno afirmó: “Hay más de un billón de planetas como la Tierra, probablemente con vida”.
En las últimas décadas, la ciencia ha hecho grandes avances en la exploración espacial y contamos con observatorios de gran precisión que nos permiten observar el universo con una nitidez sin precedentes. Sin embargo, hasta ahora no hemos encontrado un planeta que reúna las mismas condiciones de vida que la Tierra, y mucho menos una civilización tan avanzada como la nuestra.
A pesar de ello, no perdemos la esperanza. Gracias a estudios, descubrimientos e investigaciones, la ciencia logró identificar cuatro candidatos que podrían albergar vida. Estos exoplanetas presentan características que los hacen potencialmente habitables, como la presencia de ciertos elementos en sus atmósferas, una distancia adecuada a su estrella y características favorables en sus sistemas planetarios.
Próxima b: un planeta potencialmente habitable a solo 4 años luz
Próxima b es un exoplaneta que orbita la estrella enana roja Próxima Centauri, la más cercana al Sol a solo 4,23 años luz de distancia. Fue descubierto en 2016 y desde entonces generó gran interés por su potencial para albergar vida. Como se encuentra dentro de la zona habitable de su estrella, podría tener agua líquida en su superficie.
De tamaño similar a la Tierra (tiene un radio de 1,17 veces el de nuestro planeta y una masa 1,27 veces la de la Tierra), completa una vuelta alrededor de su estrella en solo 11,2 días y se estima que su temperatura superficial podría estar entre -40°C y 30°C, dentro del rango para la vida tal como la conocemos.
Su cercanía a la Tierra y sus características lo convierten en un objetivo prioritario para la exploración espacial. Es posible que en un futuro no muy lejano podamos determinar si este exoplaneta alberga vida.
TRAPPIST-1e: un planeta rocoso en la zona habitable
TRAPPIST-1e es un exoplaneta del tamaño de la Tierra que orbita la estrella enana ultrafría TRAPPIST-1, ubicada a 40 años luz de distancia. Fue descubierto en 2017 y se encuentra en la zona habitable de su estrella, lo que significa que podría tener agua líquida en su superficie.
Este fascinante planeta también generó gran interés en la comunidad científica desde su descubrimiento. Con una temperatura superficial estimada de entre -40°C y 124°C, podría ser muu caliente para la vida. Sin embargo, una posible atmósfera espesa podría ayudar a regular su temperatura.
Kepler-452b: casi como un planeta primo de la Tierra
Kepler-452b es un exoplaneta rocoso que orbita una estrella similar al Sol, Kepler-452, ubicada a 1400 años luz de distancia. Fue descubierto en 2015 y es uno de los exoplanetas más parecidos a la Tierra que se conocen.
Con un tamaño un 60% mayor que la Tierra y una temperatura superficial que podría permitir la existencia de agua líquida, este exoplaneta se ha convertido en uno de los candidatos más prometedores en la búsqueda de vida extraterrestre.
Apodado como el primo de la Tierra, Kepler-452b presenta características que lo asemejan a nuestro planeta. Su año dura 385 días, similar al año terrestre, y recibe una cantidad de luz solar comparable a la que recibe la Tierra. Además, se estima que su superficie podría ser rocosa, con una atmósfera similar a la que existió en la Tierra primitiva.
Kepler-1649c: un planeta intrigante en la zona habitable
Kepler-1649c, descubierto en 2020, es un exoplaneta con una ubicación privilegiada y características que lo hacen potencialmente habitable. Es un planeta relativamente joven, y es posible que aún esté geológicamente activo. Esto podría significar que el planeta tiene un campo magnético que podría protegerlo de la radiación dañina.
Lo más interesante es su órbita alrededor de su estrella anfitriona, Kepler-1649, una enana roja. Kepler-1649c se encuentra dentro de la zona habitable de este sistema, donde las temperaturas podrían permitir la existencia de agua líquida en la superficie del planeta, un ingrediente crucial para la vida tal como la conocemos.