El caso de un bebé de cinco semanas ingresado en un hospital de California (Estados Unidos) ha conmocionado a la comunidad. Esteban, quien no podía mover su brazo izquierdo, presentaba fracturas en su cráneo y 16 huesos de su cuerpo, incluyendo costillas, una rodilla, un codo y un dedo, de acuerdo con el medio People. Según los fiscales del condado de Orange, las lesiones fueron infligidas por su madre, Mirian Jiménez-Olivera, de 34 años, quien está acusada de 11 delitos graves de abuso infantil. Los padres se han declarado inocentes de los cargos.
El padre de Esteban, Edgar Busto-Rodríguez, de 35 años, enfrenta una acusación de un delito grave de complicidad por supuestamente encubrir el abuso, al mentir a la policía sobre las lesiones de su hijo. “Los brazos de una madre deben ser el lugar más seguro para un recién nacido”, dijo el fiscal del condado de Orange, Todd Spitzer, en un comunicado. “Pero para el pequeño Esteban, los brazos de su madre fueron las armas de violencia que le rompieron sistemáticamente sus huesos porque no dejaba de llorar”.
Jiménez-Olivera supuestamente llevaba agrediendo a su bebé desde que tenía dos semanas de vida. Los fiscales han alegado que, en múltiples ocasiones, la madre golpeaba a su recién nacido en las costillas, hombros y brazos; además, le jalaba del pelo al cambiarlo. El 13 de mayo el bebé fue llevado al Hospital Infantil del Condado de Orange, donde se descubrió la gravedad de sus lesiones.
La defensora pública Jennifer Soares representa a la madre, mientras que Kathleen Nordin representa al padre; ambas declinaron comentar inmediatamente sobre el caso. Spitzer elogió a los trabajadores del hospital que ayudaron al bebé. “Ningún niño debería ser traído a este mundo y ser sometido a un dolor inimaginable,” añadió en su comunicado, “gracias a los trabajadores del hospital que rescataron a este bebé del infierno en el que nació”.
La audiencia previa al juicio de la pareja está programada para el jueves 23 de mayo a las 8:30 a.m. Si es declarada culpable, Jiménez-Olivera enfrentará un máximo de 42 años en prisión estatal, mientras que su esposo podría enfrentar hasta tres años. Ambos están detenidos con una fianza de un millón de dólares cada uno. Los detalles de su proceso judicial siguen desarrollándose y se espera que nuevas evidencias y testimonios puedan esclarecer los hechos y dictar justicia en este trágico caso.
En este contexto, las declaraciones de Spitzer subrayan la gravedad del abuso infantil y la responsabilidad de los padres en la protección de sus hijos. “Los brazos de una madre deben proteger, no lastimar”, enfatizó. Estas palabras reflejan el sentir de una comunidad que exige justicia y la protección de los más vulnerables.
Si sospecha de abuso infantil, llame a la línea directa nacional de abuso infantil de Childhelp al 1-800-4-A-Child o al 1-800-422-4453, o visite www.childhelp.org. Todas las llamadas son gratuitas y confidenciales. La línea directa está disponible las 24 horas del día, los 7 días de la semana en más de 170 idiomas.