En la noche del 17 de mayo de 1989, Napoli festejó su único título europeo de la mano de un Diego Armando Maradona fantástico que jugó con una motivación extraordinaria y agrandó su leyenda en el equipo que lo amaba. Sin embargo, en esa jornada de gloria, el 10 comprobó que había sufrido una traición por parte del presidente de la institución italiana.
La promesa incumplida de Corrado Ferlaino marcó el final de Maradona en Napoli y desencadenó una etapa tormentosa en la carrera del genial futbolista. A 35 años de la obtención de la Copa UEFA en una inolvidable final con Stuttgart, aquel partido se sigue recordando como una bisagra en la dorada trayectoria del astro argentino en el equipo celeste.
El principio del fin de Diego Maradona en el Napoli
Dos años antes, Maradona había conseguido que el Napoli ganara su primer Scudetto de la historia, en una consagración que selló el idilio de toda la ciudad con él. Lograr un título internacional se había vuelto una obsesión para el club y los “tifosi” y, ese torneo equivalente a la Europa League de la actualidad, era la oportunidad de saldar la deuda.
Campeón del mundo con la Selección argentina en el 86, campeón con el Napoli y figura excluyente en el firmamento deportivo del momento, Diego era buscado por grandes clubes de Europa. Bernard Tapie, presidente del Olympique Marsella (luego condenado por arreglar partidos), había seducido al 10 con una propuesta imposible de rechazar: “Te pagaré el doble de lo que ganás en Napoli”, le prometió el magnate (fallecido en 2021) a un astro que ya deseaba cambiar de aire.
La Copa UEFA estaba por iniciarse y Ferlaino, enterado de esa oferta, se acercó a Maradona y le aseguró que si ganaba ese torneo internacional lo dejaría irse a Francia. El zurdo aceptó el reto y se puso en la cabeza darle al humilde equipo del sur de Italia su primer logro internacional.
En cuartos de final se vio una señal de lo que era capaz el capitán porque, tras perder 2-0 ante la Juventus, en Turín, fue el artífice de la epopeya en la revancha: 3-0 en el San Paolo y pase a las semifinales asegurado. Luego vino otro grande del continente: Bayern Munich. Hubo otra demostración de fútbol y coraje de Napoli para eliminar a los alemanes (2-0 de local y 2-2 en la vuelta) y meterse en la final, que en aquellos tiempos se jugaba a partido y revancha.
Enfrente estaba Stuttgart, que tampoco tenía copas internacionales en sus vitrinas y Diego mentalizó a sus compañeros de que la hazaña era posible y que tenían la obligación de ganar para quedar en la historia del club. La serie arrancó mal porque, jugando como local, el equipo celeste perdía 1 a 0 con los alemanes. A los 23 del segundo tiempo Maradona lo empató de penal y a poco del final su amigo Careca anotó el tanto de la victoria.
En la vuelta también tocó sufrir en el epílogo, porque Stuttgart se repuso de un 3-1 que parecía sentenciar las cosas y logró empatar en el tramo final del partido. En los últimos minutos, Napoli soportó el vendaval de los alemanes que iban con todo por la victoria y pudo alzar la Copa que tanto habían esperado durante décadas.
En medio de los festejos, Ferlaino abrazó a Maradona y le avisó que no le permitiría cambiar de equipo como le había prometido: “Diego, me matan si te dejo ir”. Cuando el crack le enrostró que ese había sido el pacto, el presidente le contestó que se lo había dicho para motivarlo…
Esa conversación marcó el final de Diego en el club. Después aparecieron fotos comprometedoras con miembros de la mafia napolitana, problemas familiares, otro Scudetto, escándalos con drogas y una suspensión que lo distanció definitivamente de la institución.