Este jueves se desarrolló la cuarta audiencia del juicio por el femicidio de Agustina Fernández, la estudiante de medicina asesinada en 2022 en Cipolletti, Río Negro. Al comienzo de la jornada, una policía con larga trayectoria se quebró al relatar la escena que se encontró en el departamento de Pablo Parra, el único sospechoso, a quien acusó porque “nunca llamó una ambulancia”.
La agente, Mariana Huircal, fue la primera persona que ingresó al lugar del crimen tras recibir un llamado de la comisaría 32, que le dio aviso por radio sobre “una mujer sin vida en calle Confluencia y Venezuela”.
Con mucha precisión, afirmó que llegó junto a su compañero a ese lugar en solo cuatro minutos. Mientras buscaban el complejo de departamentos, vieron a un hombre que les hacía señas.
Se trataba de Adrián Monge, el vecino al que Parra le pidió ayuda porque, según dijo, le habían robado. “Ahí está, entrá a mirarla”, le dijo Monge, creyendo que Agustina estaba muerta. La mujer detalló que entró y se quebró en llanto. Luego señaló que en el domicilio estaban Parra y la víctima tirada en el suelo: “Lo primero que veo es su cabeza, desfigurada”.
Huircal aplicó el protocolo correspondiente y le tomó el pulso a la joven para certificar si estaba sin vida. Descubrió que tenía pulso “muy débil”. De acuerdo a su testimonio, le gritó a su compañero que pida una ambulancia urgente y ella se quedó con Agustina.
Mientras esperaban la ambulancia, recordó que Parra estaba en una habitación y repetía que le habían robado. “Caminaba por el pasillo y decía que le robaron, que se llevaron los dos celulares y plata. Solo decía que le habían robado”, recordó.
La mujer policía estuvo junto a Agustina hasta que llegó la ambulancia: “Me arrodillé y le tomé su mano, le hablaba. No sé si me escuchaba. Fue feo porque tengo un hijo de su edad -dijo mientras rompió en llanto-. Esperaba que reaccionara. En un momento empezó a convulsionar”.
Luego de unos minutos llegó la ambulancia e ingresó una doctora. “Le comenté lo sucedido, como hacemos siempre, y ella agarró su cuello y la enderezó. Pidió que ingresaran urgente con la camilla porque tenía fractura de cráneo”, siguió.
Según recordó, el camillero y el chofer de la ambulancia ayudaron a la médica, le colocaron el cuello ortopédico a la víctima y rápidamente partieron al hospital. Mientras tanto, Huircal se quedó en el departamento.
La testigo afirmó que luego de que se la llevaron, no hizo mucho más en el lugar ya que estaba el “encargado de calle” de la comisaría, quien quedó a cargo del operativo por el que, en aquel entonces, parecía un robo.
Pablo Parra insistía con un robo
La policía dijo que no habló con Parra, pero que él sí le hablaba: “Decía que le habían entrado a robar y por dónde habían entrado. Y se fue al patio”. Asimismo, aseguró que el ahora acusado por femicidio “en ningún momento mencionó a Agustina, ni preguntó por ella, ni pidió una ambulancia”.
“Era una persona que solo preguntaba por el robo”, manifestó durante su relato. En esta misma línea, la única mención de Parra sobre la joven fue para consultar “si estaba viva”.
Huircal sostuvo que el complejo de departamentos, al que no conocía por dentro, pero si había visto de afuera, le parecía seguro por sus “paredes altas” que hacen “difícil que entren a robar”. Mientras tanto, “Parra se movía, incluso fue al estacionamiento y pasó por arriba de Agustina. Después salió al patio anterior”.
La mujer policía reconoció que lo que vio en la escena la impactó, más allá de su experiencia: “Para mí fue feo, aunque no puedo demostrar mi debilidad. Tengo que ser una persona que no le importa nada, me lo enseñaron en el curso. Pero, cuando la miraba a ella, pensaba ´puede ser mi hija´ y ´por qué tanta crueldad´ para robar dos celulares”.