En el boliche no había pasado nada. Ninguna señal de alarma ni nada de qué preocuparse. Pero ahora, la amenaza absurda e inexplicable estaba ahí afuera. “¿Te la aguantás?”, fue la provocación que derivó en el crimen de Braian Cuitiño, de 22 años, que había salido a bailar junto a Paula (19), su hermana menor, al bar Napoleón, en el kilómetro 50 de la autopista Panamericana, partido de Pilar.
Braian apenas alcanza a reaccionar y una patota integrada por varios jóvenes de su misma edad se abalanza sobre él. Dos chicas golpean a Paula e impiden que interceda. Braian se defiende como puede hasta que luego de unos segundos, entre los gritos de otros jóvenes y el tumulto alrededor, los atacantes lo sueltan y se van.
Golpeado y aturdido, Braian empieza a caminar por la calle Las Magnolias. Piensa en su pareja y en su bebé de 10 meses que lo esperan en San Francisco Solano, en el otro extremo del conurbano, donde se había mudado luego de formar su familia. Se percata de que le faltan la billetera y el teléfono y dirige la mirada hacia el piso buscando respuestas que no aparecen, mientras Paula intenta arrancar la moto un par de cuadras atrás.
En eso, un grupo de tres varones y dos mujeres se baja de un Ford Focus gris. Braian se da cuenta de que son los mismos que lo habían atacado antes. Otra vez le pegan, lo tiran al suelo, lo patean. Uno de ellos toma un ladrillo y se lo parte en la cabeza. La víctima queda tendida inconsciente y la patota huye. Segundos después, Paula llega con la moto y se topa con el horror: Braian agoniza tirado sobre la vereda.
“Paula está muy afectada. Le cuesta muchísimo el día a día”, cuenta Lucía, su hermana mayor, a TN. “Ella se siente muy impotente por haber llegado unos segundos más tarde, por no haber podido hacer nada. Pero la realidad es que no hubiera podido hacer nada”, retrata.
Braian fue trasladado al Hospital Sanguinetti y lo operaron de urgencia, pero las heridas en la cabeza eran de una gravedad extrema. Murió dos días después.
Quiénes son los acusados de matar a Braian Cuitiño
Ocurrió 14 de enero de 2022 y, a partir de este lunes, la familia tendrá la oportunidad de obtener justicia. A lo largo de seis audiencias que se extenderán hasta fin de mes, el Tribunal Oral en lo Criminal N°4 de San Isidro juzgará a Lucas Castillo (22 años al momento del crimen), Franco Méndez (22), Matías Méndez (21), Lucía Armas (19) y Ariana Dorsi (18) serán juzgados por robo y homicidio agravado contra la víctima. Un sexto participante, menor de edad, ya fue condenado en un juicio abreviado: le dieron siete años de prisión efectiva por el mismo delito.
“Hace unos días se cumplieron dos años y cinco meses. Desde entonces, vivimos como podemos. Si bien esperamos el juicio con expectativa, no sabemos cómo será el día después”, comenta Lucía, que se colocó al frente de la búsqueda de la verdad y organizó varias movilizaciones para pedir justicia.
Una cámara de seguridad captó la segunda parte de la emboscada y el video es la prueba documental clave del caso. Permite ver el momento exacto en que Braian camina en dirección a la Ruta 8 hasta que es sorprendido por los asesinos, que bajan del auto gris y lo atacan hasta matarlo.
“Luego del primer ataque, mi hermano empezó a caminar para ver si la billetera había quedado por ahí o efectivamente se la habían robado. Más allá del teléfono, a él lo preocupaba la billetera porque ahí tenía tarjetas de crédito, el DNI y especialmente la credencial de ingreso al trabajo. Él estaba trabajando hacía poco tiempo en la logística de una fábrica de zapatillas”, describe Lucía, y continúa: “Habrá hecho unos 30 metros y ahí apareció el auto. Mi hermano era grandote, medía 1.85. Pero contra cinco o seis personas era imposible que pudiera hacer algo”.
Días después del crimen, la UFI N°4 de Pilar posó sus sospechas sobre Armas como la autora del ladrillazo que le costó la vida a Braian. Las pruebas serán ventiladas en el juicio y, como en el caso Fernando Báez Sosa, Lautaro Alvaredo y otros con circunstancias similares, los investigadores creen que hubo una “división de roles” por parte de los atacantes.
“Las cámaras del boliche (cerró días después y nunca más volvió a abrir) muestran a todos. Tanto a Braian y a Paula como a esta gente. En ningún momento hubo ninguna pelea, ninguna discusión ni nada. Mis hermanos estuvieron juntos y tranquilos toda la noche. No conocían a los atacantes. Es más, estos chicos eran de Garín y mi hermano vivía hace tiempo en Solano”, precisa Lucía.
Braian era el cuarto de cinco hermanos y, un mes antes de que lo asesinaran, había perdido a su papá: “Mi mamá es la más afectada. Está deshecha. Ojalá les den perpetua y ella pueda tener algo de paz”.