El 24 de marzo en la Argentina es una jornada cargada de significado y memoria. Este día, marcado como feriado nacional, conmemora el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia dedicada a recordar a las víctimas del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
La brutal dictadura comenzó el 24 de marzo y se extendió por más de siete años bajo el liderazgo antidemocrático de las Fuerzas Armadas que derrocaron a la presidenta María Estela Martínez de Perón. Los secuestros, torturas y desapariciones fueron moneda corriente, que se recuerdan en este feriado nacional.
Feriado del 24 de marzo por el Día de la Memoria: por qué no se traslada
El feriado del 24 de marzo por el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia no se pasa al lunes debido a que es inamovible, lo que significa que no se traslada para generar un fin de semana largo, ya que su finalidad es una jornada de reflexión y justicia.
Desde el 2002 se declaró día no laboral el 24 de marzo mediante la Ley N° 25.633 y fue pautado como una jornada para conmemorar a “quienes resultaron víctimas del proceso iniciado en esa fecha del año 1976″.
El Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976
El país estaba inmerso en un estado de violencia interna muy fuerte, en especial después de la muerte de Perón. Bajo la presidencia de “Isabelita”, la viuda del líder fallecido en 1974, se consolidó un grupo de tareas parapolicial llamado “Triple A” (Alianza Anticomunista Argentina) que lideraba el ministro de Bienestar Social, José López Rega, el funcionario más influyente sobre la entonces presidenta.
La Triple A -que se había creado a fines de 1973, cuando Perón aún vivía- perseguía a activistas y sectores de izquierda entre los que sobresalía dos grupos: Montoneros (surgido del peronismo) y el ERP, Ejército Revolucionario del Pueblo (de iedeología marxista).
En medio de este clima, a comienzos de 1976 el gobierno de la viuda de Perón tenía una debilidad extrema y la intervención de los militares, que cada vez tomaban más fuerza, era inminente. Incluso, apoyada por una parte de la población civil.
En la madrugada del 24 de marzo, las Fuerzas Armadas concretaron el Golpe de Estado. Le notificaron a la presidenta que los militares habían tomado el control y que ella estaba detenida (la trasladaron a Neuquén primero y unos meses más tarde a la base de fabricación militar bonaerense de Azul).
Aquel día, Argentina -el único país del cono sur que aún estaba en democracia- amaneció bajo el total dominio de las Fuerzas Armadas, que finalmente nombraron como comandante en jefe y presidente de la Nación al líder del Ejército, Jorge Videla. Se instaló la Ley Marcial y con ella el Estado de Sitio y la plena autoridad a la Junta Militar para decidir sobre cuestiones civiles.
Durante la madrugada y a lo largo de todo el 24 de marzo, mientras las fuerzas militares ganaban la calle y asumían el mando a nivel nacional (arrestando a los gobernadores provinciales, cuyos distritos perdían su autonomía) comenzaron también los primeros secuestros y desapariciones, en especial de todo aquel que pudiera formar algún tipo de fuerza de resistencia, como políticos, sindicalistas y activistas.
En lo que se denominó formalmente como “Proceso de Reorganización Nacional”, La Junta Militar que comenzó gobernando el país (Videla, Massera y Agosti) permaneció en el poder hasta marzo de 1981. En ese lapso se cometieron el grueso de los crímenes de lesa humanidad por los que, ya en democracia, en 1984, los jefes militares fueron juzgados y condenados.