Madeleine McCann continúa desaparecida y, por lo tanto, sigue la búsqueda. Así lo remarcaron sus padres en el último posteo en el que la recordaron el día en que cumpliría 21 años. Ahora la investigación logró dar con un material que compromete aún más al principal acusado de secuestrar a la nena, Christian Brueckner.
Según uno de los agentes que lleva adelante la causa, se encontraron una serie de correos electrónicos que contienen mensajes que vinculan directamente al hombre con el caso de la pequeña desaparecida en 2007.
Titus Stampa es el nombre del investigador que fue citado a declarar ante un tribunal federal alemán por otros casos de abusos contra menores en los que está involucrado Brueckner y allí presentó estas nuevas pruebas en contra del acusado.
El agente señaló que la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA) encontró dos cuentas de correo electrónico ligadas al sospechoso. Si bien no dio detalles del contenido que descubrió en estas direcciones de e-mail, aseguró que “está relacionado con el asesinato”, según informó The Mirror.
Hasta el momento, sólo se sabe que en el correo había mensajes enviados por Brueckner que contenían imágenes de abusos sexuales a menores. Stampa declaró que el sospechoso borró todos los correos de la cuenta de la primera mitad del 2007, lo que lo compromete aún más, ya que Madeleine desapareció en mayo de ese año.
Christian Brueckner, de 46 años de edad y de nacionalidad alemana, es un hombre con un amplio historial de abusos y delitos sexuales. Actualmente, se encuentra cumpliendo una condena de siete años por violar a una mujer de 72 años en Praia da Luz, Portugal, el mismo lugar en que desapareció la nena, pero dos años antes, en 2005.
Caso Madeleine McCann
Madeleine tenía 3 años cuando desapareció del hotel donde dormía junto a sus dos hermanos mellizos, mientras sus papás, Kate y Gerry McCann, comían en un restaurante del mismo complejo, en Praia da Luz, al sur de Portugal. El sitio en donde cenaban los adultos estaba situado a unos 50 metros de la habitación en la que descansaba la pequeña.
Los padres se encargaban de vigilar a los niños cada 20 o 30 minutos, se levantaban de la mesa y revisaban que todo estuviera bien, hasta que a las 22:00 la mamá alertó que la niña no estaba en el cuarto.
El hecho ocurrió el 3 de mayo del 2007, durante unas vacaciones familiares que terminaron de la peor manera. La persona que se llevó a la niña no dejó rastros y nadie en el complejo escuchó nada sospechoso aquella noche.