El gobierno entró en estado de emergencia financiera, luego que el FMI le confirmara al ministro Caputo que se olvide de fondos frescos. Dos situaciones límite agravaron las necesidades de dólares: la caída de las estimaciones de la cosecha que pasaron de 15.000 millones de dólares a 9.000 millones y la decisión de China de no renovar el swap por 6.000 millones de dólares, agravada por los gestos de diputados oficialistas a Taiwán.
Contra las cuerdas, Caputo extremó su muñeca financiera para armar una arquitectura que le permita juntar los 5.000 millones de dólares que en el Palacio de Hacienda estiman que necesitan para no entrar en crisis, tal como reveló LPO.
El plan que está trabajando el ministro estructura una «operacion no tradicional» por fuera de los mercados, consiste en conseguir que los préstamos para obras cerrados durante la gestión anterior -e incluso antes- con organismos multilaterales como el Banco Mundial (BM), Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Corporación Andina de Fomento (CAF), pasen a fondos de libre disponibilidad.
Eso explica porqué Caputo no autoriza esos desembolsos a las provincias para que continúen las obras, cuando no afecta en nada el gasto del Estado y además de generar empleo y mejorar la infraestructura del país permitiría el ingreso de divisas que no sobran. «Nos pisa los créditos porque quiere la plata para tapar su agujero financiero», afirmó a LPO un gobernador.
El problema es que esta maniobra que intenta hacer el ministro de Economía de Milei fuerza los estatutos de esas instituciones. Prestamos para reforzar reservas sólo otorga el FMI.
Entonces el ministro busca alternativas. Como anticipó LPO, Caputo mantuvo un dialogó con Ilan Goldfajn, presidente del BID, donde propuso constituir un fondo de garantía para conseguir. créditos de bancos privados, utilizando como respaldo los dólares de los préstamos de multilaterales otorgados a asignaciones específicas: obras de infraestructura y programas sociales, que se encuentran frenados por el gobierno argentino.
«Nadie entendía por que el gobierno nacional mantenía frenado los giros de dólares por parte de los organismos multilaterales para financiar la obras que ya están en marcha», agregó a LPO un gobernador de una provincia muy importante.
Argentina tiene una cartera activa con el BID y la CAF por mas de USD 16.000 millones de dólares, según datos del Ministerio de Economía. El interrogante gira a sobre la disponibilidad de esas divisas.
«Se trata de créditos de asignación específica, que van de programas alimentarios a la construcción de un puente para conectar dos pueblos. Es muy dificil pensar que puedan redirigir estos dólares a un fondo que funcione como garantía de un endeudamiento con bancos comerciales», afirmó a LPO un ex funcionario del Ministerio de Economía.
Pero no se trata de una completa novedad. En rigor, el ministro se está copiando a si mismo. En junio de 2018 cuando era ministro de Macri, el actual ocupante del Palacio de Hacienda anunció un préstamo de 5.650 millones de dólares del Banco Mundial (BM) el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).
«A diferencia de los créditos tradicionales que estos organismos financieros aportan a los Estados y que tienen obligatoriamente un destino concreto de proyectos con nombre y apellido, en el caso argentino el dinero podrá ser utilizado por el Poder Ejecutivo con las mismas discrecionalidades», celebró entonces Caputo. Ahora busca hacer lo mismo.
La expectativa del gobierno es que este préstamo funcione como apalancamiento para abrir las canillas de Wall Street a partir de un desplome del riesgo crediticio.
No obstante se plantean dudas respecto a la legalidad de la movida. Según la ley vigente de endeudamiento externo promovida por Martin Guzman cuando era ministro de Economía, una nueva toma de de deuda externa debe ser aprobaba por ambas cámaras en el Congreso.