Amante del perfil bajo y completamente ajeno al mundo del espectáculo, Mateo, el hijo mayor de Luciano Castro, sigue los pasos de su padre en la pasión por el boxeo. La práctica del deporte de los puños es un punto de gran conexión entre ellos, que han compartido viajes a Las Vegas para presenciar importantes combates.
Al no utilizar mucho las redes sociales y jamás identificarse como “el hijo de”, los seguidores de Luciano se preguntan cómo está hoy Mateo. El joven, que es fruto de una relación del actor con Florencia, a quien conoció fuera del ámbito artístico, ya cumplió 22 años y vive en Villa Adelina, donde concurre a un gimnasio de barrio, con un grupo de amigos, para entrenarse en boxeo.
“Mi hijo tiene vida propia, pero ha seguido mis pasos y le encanta boxear”, dijo Luciano a TN Deportivo. El actor, que le porfiaba a su madre que hubiera sido él quien había incentivado al joven para que se subiera al ring, sumó: “Cuando le negué eso ella me dijo ‘pero Luciano, durante cuatro años lo llevaste todos los jueves al gimnasio. Te veía vendarte, entrar en calor, pegarle a la bolsa…’. Y es verdad, porque yo estaba separado y compartía con él todos los jueves”.
El actor, que después fue padre de Esperanza y de Fausto, con la actriz Sabrina Rojas, asegura que él no interviene en la carrera deportiva de Mateo. “Miro sus peleas solo y bien alejado de todos. Si va la madre, me siento en la otra punta. Él no quiere que esté en su rincón ni que le arme el plan de pelea. Es más, ni siquiera le gusta que vaya a verlo entrenar”, afirmó el exitoso galán surgido en Jugate Conmigo.
Mateo presenció grandes peleas junto a su padre en el exterior. Más de una vez estuvieron en Las Vegas, y se dio el gusto de conocer a Mike Tyson y Evander Holyfield. “Nos firmaron autógrafos y a Tyson hasta le besé la mano. Menos mal que los de seguridad no hicieron nada, porque fue algo fuera de lo normal”, recordó Luciano.
“Holyfield me firmó los guantes, y además escribió algo. Sabrina me explicó que era una frase religiosa, porque es predicador evangelista. Después lo crucé en el programa de Tinelli, cuando intervine en el Bailando y volví a pedirle que me firmara, pero le dije especialmente que no pusiera nada de la Biblia”, reveló entre risas el actor.
Cuando fue invitado al programa PH, de Andy Kusnetzoff, Luciano hizo pública su sensación de culpa por no haber vivido nunca con Mateo. “Eso es algo que siempre me da vueltas en la cabeza porque me hubiera encantado estar más presente. Tiene una madre brillante, con la que nunca tuvimos problemas”, señaló el protagonista de Valientes.
Hizo público también que Mateo le pidió hablar seriamente en una oportunidad y le hizo fuertes reclamos: “Tuvo la capacidad de decirme barbaridades, pero a mi me sirvió un montón. Y ese tiempo que considero que perdí me di cuenta que no lo había perdido. Que en esa furia que mi hijo me transmitió, lo recuperé”.
“A mí lo mejor que me pasó es que mi hijo se haya enojado conmigo”, señaló Luciano, que luego de separarse de Sabrina Rojas vivió un romance con Flor Vigna, de quien se distanció hace muy poco.
Otra pasión que padre e hijo comparten es su fanatismo por Boca. “A los dos nos gusta mucho el fútbol también, pero no se compara con el amor que sentimos por el boxeo. Yo cambiaría todo por haber sido boxeador. Hago cualquier esfuerzo por ir a ver una pelea”, asegura Luciano, que también revela que suele tener el sueño recurrente de ser boxeador profesional.